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martes, 19 de octubre de 2010

El director de los penales de Puebla emprende campaña homofóbica

FERMÍN ALEJANDRO GARCÍA


Aldo Enrique Cruz Pérez, también conocido con el mote de “Monseñor”, utilizando recursos públicos del gobierno de Puebla y su cargo de titular de la Dirección General de los Centros de Readaptación Social del Estado (Digcereso), ha emprendido una cruzada homofóbica, en coordinación con organizaciones conservadoras, para que agrupaciones sociales y personas en lo individual repudien los matrimonios gay y en especial, contra el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón.

Y dicho por él mismo, es parte de una campaña de defensa de dos de sus amigos, los cardenales de México, Norberto Rivera Carrera, y de Jalisco, Juan Sandoval Íñiguez.

Lo anterior se desprende de un video en poder de este columnista que muestra una conferencia de Aldo Enrique Cruz Pérez, que brindó el pasado 31 de agosto, en una reunión llamada: “Primer Encuentro Regional de Actualización en Trabajo Social”, en donde se observa al funcionario enfrente de una lona que tiene el logotipo del gobierno del estado. Y el tema de las ponencias es acerca de las condiciones de los penales y la población de las cárceles, expuestos por miembros de la Digcesero.

Las ideas vertidas por Aldo Enrique Cruz se dieron tres semanas después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que son constitucionales los matrimonios civiles entre personas del mismo sexo y establece que dichas uniones, que solamente se generan en el Distrito Federal, deben ser reconocidas en todo el país.

En la imagen del video en cuestión se ve a Aldo Enrique Cruz vestido con un traje oscuro, acompañado por una mujer que muestra aprobación a todas sus palabras y se percibe a un público receptivo del mensaje de funcionario, que al hablar del tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo expresa:

“Muchos de nosotros estamos en contra de las resoluciones –de los matrimonios gay–, pero no sabemos qué hacer, cómo le hago, cómo lo manifiesto, cómo lo externo”.

Y luego, con mucho énfasis da a conocer: “Yo les estoy dando los mecanismos para hacerlo”, es decir, para expresar el repudio a las uniones civiles entre personas del mismo sexo, y anuncia: “Traje unos formatos, junto con todas estas organizaciones”, que servirían para expresar el rechazo a los matrimonios gay.

Más adelante, aseveró: “Vemos que dos personajes, a nivel nacional –en alusión a Norberto Rivera y Onésimo Cepeda– se lanzan en contra de las resoluciones de la Corte y ya vemos la respuesta de Marcelo Ebrard, que pues dudo de su sexo”, a lo que recibió risas del auditorio, y entonces agregó:
“¡Si!, porque creo que hasta su mujer –Mariagna Pratts– es alcoholica, ha de ser por algo”.

Casi en la parte final, el director de los penales no duda en calificar a ex obispo de Tehuacán y actual cardenal de México, Norberto Rivera Carrera, como “su amigo”, y da a entender que guarda esa misma condición con Juan Sandoval Íñiguez, quien acusó a los ministros de la SCJN de haber sido “maiceados” para que no se opusieran a los matrimonios no heterosexuales.

Si hubiera sido otro funcionario el que hubiera dicho lo anterior, no tendría relevancia, pues esas palabras podría quedar como simples dislates. Pero en el caso de Aldo Enrique Cruz Pérez, cobra notoriedad por ser un servidor público que se caracteriza por su fanatismo religioso. De ahí que en el ámbito de los penales lo han apodado “Monseñor”.

Cruz Sánchez siempre que habla lanza mensajes religiosos. Siempre ofrece bendiciones para quien lo escucha, aún en actividades oficiales del gobierno del estado. Ese comportamiento no son sólo expresiones verbales, sino son parte de su actuar.

Durante su gestión como titular de la Digcereso han abundado señalamientos del mal estado material en que se encuentran la mayoría de los penales de la entidad, de que existe hacinamiento en las cárceles poblanas por haber más de 40 por ciento de sobrepoblación y de que abunda la venta ilegal de todo tipo de productos, por lo menos en el Cereso de San Miguel.

Pese a todas esas fallas del sistema penitenciario, la preocupación de Aldo Enrique Cruz no se centra en buscar resolver dichos problemas, sino en garantizar que en cada cárcel exista una capilla para que los presos puedan rezar, y además se les brinden servicios religiosos.

Y eso no solamente ha ocurrido en las cárceles poblanas, sino que aprovechando que ocupó la presidencia de la Conferencia Nacional de Directores de Ceresos, buscó que se aprobara la creación de instalaciones religiosas y se extendiera a todos los centros de readaptación social de México.

Cuando las mafias se han apoderado del control de los penales y éstos han demostrado que no cumplen con la función de brindar readaptación social, lo único que parece preocupar a Aldo Enrique Cruz es que los internos tengan un comportamiento religioso. Y por afuera, en lugar de mostrar sensibilidad al tema de la inseguridad pública y la descomposición social que sufre el país, se pone a defender la postura homofobica de la iglesia Católica.

Frente a este comportamiento surgen las inquietudes:

¿En el gobierno del estado se sabe de la campaña contra los matrimonios gay de Aldo Enrique Cruz?, ¿se avala que formule comentarios homofobicos contra Mercelo Ebrard?, ¿se tolera que un funcionario use recursos públicos para emprender campañas en contra de sus fobias personales?

Resultaría oprobioso e ilegal que en la Secretaría de Seguridad Pública y la de Gobernación se solape la homofobia de Aldo Enrique Cruz.

Pero todavía resultaría más grave que se ignore que este servidor público usa su cargo para emprender movimientos de apoyo contra la ultraderecha.

Por cierto, esa ultraderecha que el pasado 4 de julio salió a votar a favor del PAN.





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