El tema dominante de los Objetivos es reducir la pobreza global, pero el asunto de mayor relevancia, el que es alcanzable, es que la reducción importante en las tasas de mortandad maternal e infantil podría estar en peligro si el gobierno del presidente Obama logra -como pretende-incluir ya sea en forma directa o encubierta el tema del aborto en el documento final de compromiso colectivo.
Si los objetivos de la cumbre son desviados por activistas proaborto, la sólida determinación que se requiere a nivel de cada país para allegarse los fondos necesarios para cumplir con los acuerdos pactados quedará seriamente comprometida. El riesgo es real.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha expresado en público su convicción de que el acceso al aborto es parte de la salud maternal y reproductiva, una forma de pensar que resulta contraria a la postura de más de 125 países miembros de la ONU.
En testimonio ante el Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara Baja en el 2005, Mark Brown, jefe de asesores del entonces Secretario General de la ONU, Kofi Anan, dijo que la postura oficial de la ONU es que el aborto no forma parte de la salud reproductiva. Sin embargo, Clinton se refiere a las Organizaciones No Gubernamentales que favorecen el aborto como “socios” del gobierno.
En una reunión del G-8 este año, el Primer Ministro de Canadá, Stephen Harper, rechazó el intento de Clinton de integrar el aborto a iniciativas para reducir la mortandad materna.
CREDITO:
Chris Smith / The Washington Post
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