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viernes, 5 de noviembre de 2010

Blanca Alcalá y el elogio del absurdo

Mal parada queda la presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá cuando entrega una presea a quien no la merece. Peor queda cuando el episodio se repite.

Y más cuando encarna la dialéctica que ha inspirado el discurso de una activista política que nos ha ofrecido una posición inteligente y liberal.

No sólo por la entrega del Premio Estatal de la Juventud a Guillermo Almazán Smith, un ultra conservador con todos los males que ello conlleva, como el cuestionamiento permanente en contra de mujeres decididas a hacer uso de sus potestades y derechos.

También por consentir el bochornoso autoelogio de un siervo de la comuna de nombre Marco Polo Camacho Belmonte, que el próximo 20 de noviembre recibirá un Premio al Mérito Estatal del Deporte en la categoría de “Fomento, Apoyo e Impulso” a la actividad física.

En uno y otro episodio existe un hilo conductor: el elogio de lo absurdo.

Almazán Smith forma parte de una agrupación inspirada en los movimientos más conservadores de la sociedad. La premiación se llevó a cabo sin siquiera tomar en cuenta el criterio de una sociedad plural y señaladamente secularizada.

No representa los intereses de una juventud cada vez más crítica e irreverente, necesitada de espacios auténticos para expresar sus convicciones. Es en todo caso, la expresión de un segmento social de la clase media alta acomodada y distante de las causas que alimentó la lucha histórica que Blanca Alcalá tanto enarbola.

En episodio del “gestor” deportivo de la comuna, Marco Polo Camacho, se invoca una de las frases infaltables cuando se trata de cuestionar la arrogancia y la prepotencia desde la función pública: elogio en boca propia es vituperio.

Habido como está de hacerse notar ante los gobiernos estatal y municipal electos, el premiado funcionario municipal decidió pactar con Salomón Jauli, director del Instituto Poblano del Deporte para recibir un galardón que le permita invocar la oración que en distinto todo se escucha en otros ámbitos de la vida pública: ¡aquí estoy!

Uno y otro episodio ponen en un escenario incómodo a la alcaldesa que ha procurado ser congruente entre lo que dice y lo que hace. Puede ser que haya carecido de información sobre ambos episodios. En todo caso habrá que ponderar la ausencia de un colaborador confiable y eficiente.

Pero también, la falta de observancia de un asunto de la mayor relevancia, como la de garantizar los equilibrios necesarios en una sociedad agraviada por posturas tan rancias como las de la derecha; o tan insultantes como las de Camacho Belmonte, servidor público municipal capaz de subir al podio en 17 días más, para recibir un premio sin el mayor de los rubores.

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